EL TREN DE LA VIDA

CUANDO DESPERTE, ENTRE AROMAS DE FLORES, MI VIDA Y MI DULCE CORAZÓN, Que mi sueño se ilumine y me acaricie la brisa, en la playa de fina arena de una isla remota, Serena y tranquila me acoja en sonoros oleajes arrullando y calmando tempestades, Es mi sueño amanece temprano, El sol se levanta en lontananza, Poco a poco va cubriendo con su brillo de esplendor acariciando mi rostro y en mis ojos se embelesan como suave caricia, toca mis cabellos que ondulan con el viento que viene del mar, sueño que estamos relajados en este mundo de ensoñados sortilegios, nuestros pies tocando sus profundas olas como ondas, nos envuelve el amor en armonía profunda, sin darnos cuenta las horas pasan, nos sentimos ajenos al bullicio, imbuida me hallo en mis pensamientos, no quiero pensar, solo quiero soñar despierta… donde moverme no quiero, solo ser y estar en este cambio, así me dejo llevar, ¿levitando tal vez? No lo sé, solo sé que me gusta cómo me siento, con ternura un abrazo ser de mi ser, an anasha, om tat satt, Yan Yholea
Hace algún tiempo atrás, leí un libro que compara la vida con un viaje en tren, Una lectura extremadamente interesante, cuando es bien interpretada, La vida no es más que un viaje EN tren repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques y profundas tristezas en otros, Del cual tenemos que dejar huellas de esperanza y de amor en cualquiera sea el lugar que nos corresponda vivir, Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos, que siempre estarán con nosotros en este viaje, como por ejemplo nuestros padres, hijos, hermanos, inclusive amigos, Lamentablemente la verdad es otra, Ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable, pero con la esperanza de haber compartido un gran conocimiento, No obstante esto no impide que se suban otras personas que serán muy especiales para nosotros, Llegan nuestros hermanos, amigos y esos amores maravillosos, De las personas que toman este tren, habrá también los que lo hagan como un simple paseo, Otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje, Y habrá otros que, circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite, Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente, Otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento, pero todos llevamos nuestras propias esperanzas, Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes son más queridos en nuestras vidas y no llegamos a conocerlos, se acomodan en vagones distintos al nuestro Y por lo tanto, se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos, hablo de las almas gemelas, pero estamos en el tren de la vida y es fácil comprenderlo, Desde luego, no se nos impide que durante el viaje, recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos al de ellos, Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado, pues habrá otras personas ocupando el asiento, No importa; el viaje se hace de este modo, lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas, desencuentros, injusticias y despedidas, pero con la esperanza de un regreso, Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno lo mejor de ellos, Entonces, hagamos este viaje de la mejor manera posible, Dando sin esperar nada a cambio, eso nos enriquece, Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos y comprenderlos, Ya que nosotros también muchas veces vacilaremos y habrá alguien que nos comprenda y nos entienda, El gran misterio al fin, es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos y mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado, Me quedo pensando, si cuando yo baje del tren, sentiré nostalgia y seguiré cavilando en ¿qué pude mejorar al que estuvo a mi lado, con el conocimiento compartido? Separarme de algunos amigos, de los que hice en mi viaje será doloroso, Dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste, pero con la alegría de que puse todo mi esfuerzo en enseñarles con ejemplo de vida, Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje, que no tenían cuando se embarcaron, Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valioso, En Dios confío, Amigo mío, hagamos que nuestra estadía en esta vida sea tranquila, que haya valido la pena, Hagamos tanto como nos sea posible, para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío deje huella, añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje continúen, ASI QUE ERES PARTE DE MI TREN, TE DESEO UN FELIZ RETORNO Y QUE DIOS SIGA GUIANDO TUS PASOS