LA ROSA REFREZCA EL ALMA


Como la rosa, que nunca te empañe un pensamiento, No es para ti la vida que te nace de dentro, Hermosura que tenga su ayer en su, momento, Que en sólo tu apariencia se guarde tu secreto, que el Pasado no te brinde su inquietante misterio, Recuerdos no te nublen el cristal de tus sueños, Cómo puede ser bella flor que tiene recuerdos Asciende a ti la luz del pensamiento, Brota por ti la flor de mi alegría y por tu amor enciende cada día mi corazón su lámpara en el viento, ¡OH! Padre Que si pierdo tu imagen, al momento la recobra en tu alma el alma mía y tu rostro se vuelve melodía de claridad en el entendimiento, Amor incorruptible que no daña, ni con halago de placer se viste, En su diafanidad jamás engaña, Por ti, sólo por ti, que por ti existe, cristal que no se quiebra ni se empaña, Gracias esta verdad al alma que me diste, Muy cerca de mi ocaso yo te amo, te alabo, te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, aunque a veces perdida me encontraba, ni trabajos injustos ni pena inmerecida; Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas de engaños; pero cuando planté rosales coseché siempre rosas, Ya escuchaste que cuando en algún momento de la jornada se dijo que ello sucedería, cuántas almas llegaron hoy a tí y se posicionaron alrededor de ti… me dijiste, Quizás no las puedas ver, más las puedes sentir, Mi querido, mi querida, ¿a dónde las sientes? ¿Donde crees que se siente la presencia de aquel o de aquella a quien recriminas por haberte abandonado recientemente o quizás no tanto, ¿Adonde lo sientes? ¡Aquí, en tu pecho, en tu corazón! Te aprieta, te duele, te deshace, te conmueve, ¿verdad?… porque esto que viniste a hacer aquí hoy, mi querido humano, no es más que un viaje a través de tu corazón, pues es allí adonde se encuentra todo aquello que necesitas hallar, aquello que ansías encontrar… ¿Y quiénes somos nosotros - que estamos aquí ahora hablándole no a tus oídos, ¿sino a tu corazón? Somos una parte expandida de ti, esa parte de ti que has endiosado y colocado literalmente en un pedestal, a la que simplemente miras de abajo hacia arriba, implorando para ser escuchado verdad del alma